Contar con un Programa de auditoría que responda a las necesidades del Sistema de gestión, a la realidad de los procesos y a las necesidades de mejoramiento de la organización. No debemos tener Programas de auditoría por cumplir el requisito de las normas.
Dedicar un tiempo suficiente para la preparación y desarrollo de la auditoría. Los tiempos de auditoría nos deben permitir un muestreo adecuado de evidencias, profundizando los temas que más necesite el sistema de gestión. Cuando la organización entiende el valor agregado de las auditorías internas, dedica más tiempo a su ejecución.
También es necesario que los auditores estemos preparados para cumplir con las expectativas y para poder superarlas. Debemos conocer el sector en el que se desarrollan las actividades de la empresa, los requisitos legales aplicables, las mejores prácticas que se están desarrollando, adelantos tecnológicos que se puedan implementar.
Un último aspecto para mencionar son los informes de auditoría, en ellos debemos resaltar primero aquellos elementos que la organización ha fortalecido y felicitarla por ello. Adicionalmente, no debemos “disfrazar” no conformidades como oportunidades de mejora, pues la experiencia nos dice que las organizaciones dedican sus esfuerzos a cerrar las no conformidades y olvidan mejorar esos otros aspectos.
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